Cada 27 de septiembre en nuestro país se celebra el Día Nacional de la Conciencia Ambiental, una fecha que recuerda la tragedia acontecida en el año 1993, cuando en la ciudad bonaerense de Avellaneda fallecieron siete personas como consecuencia de un escape de gas cianhídrico.

La tragedia de Avellaneda de 1993 se originó por la combinación de dos aberrantes hechos de contaminación descontrolada. Una empresa transportistas desechó ácido sulfúrico en las cloacas, mientras que de manera simultánea otra empresa derramó también a las mismas cloacas restos de sales de cianuro. De esa combinación se formó el gas cianhídrico, un gas que es incoloro, volátil y muy venenoso, provocando la muerte en pocos minutos.

Tras este fatídico hecho se sancionó la Ley 24.605 de 1995 con el fin de tomar conciencia sobre la importancia del cuidado del ambiente.

Esta ley exhorta a los establecimientos educativos, primarios y secundarios, a que en esta jornada recuerden los derechos y deberes relacionados con el ambiente que la Constitución Nacional menciona.

La «conciencia ambiental» implica conocer qué es el ambiente, cuáles son los problemas ambientales contemporáneos y qué podemos hacer desde cada uno de nuestros lugares para revertir o mejorar las respectivas condiciones. Se trata de tener conciencia sobre la conveniencia de actuar con respeto y compromiso en los lugares en que nos toca vivir, teniendo siempre presente que el daño que le hacemos al ambiente nos lo hacemos a nosotros mismos y a las generaciones futuras.