Como sucede con otras tradiciones ancestrales prehispánicas, esta festividad anual perdura hasta nuestros días, pues honra y agradece a la Madre Tierra por sus frutos y pide por las cosechas venideras.

Una forma también de cuidar la tierra y su productividad es protegerla y reponer sus nutrientes.

El término Pachamama proviene del quechua: Pacha, que significa espacio o mundo, y Mama, que significa madre. De allí que se interprete como la Madre Tierra.

Para la cosmovisión andina la fecha marca el comienzo de un mes en el que la Madre Tierra descansa y se repone. Es la temporada más fría del año, en la que el clima no favorece la germinación de cultivos. A través de tributos (challas, en lengua quechua) se le agradece a la Pachamama por sus bondades y se le hacen peticiones de la mano de rituales sagrados.

Darle de comer a la Tierra

El mes de agosto es el inicio de un nuevo ciclo, un momento en que se le pide permiso a la Pachamama para abrirla y colocar allí las semillas.

Uno de los rituales más conocidos consiste en un acto de retribución: se “da de comer” a la Madre Tierra. Se cava un pozo que es ahumado antes para ahuyentar los malos espíritus y, cerca del mediodía del 1° de agosto, se depositan allí las ofrendas para la Madre Tierra.

Una forma de cuidar la tierra es reponer sus nutrientes y restaurar los ecosistemas dañados.

Geólogos Asociados ha iniciado el programa de Restauración Ecológica de ambientes degradados para favorecer la recuperación de ecosistemas deteriorados, interviniendo mediante diversas técnicas que incluyen, plantación de especies nativas y pequeñas obras de protección a escala de hábitat. Ver Nota